Sara es una mujer atractiva de 32 años que está llena de miedos y quien fácilmente se siente abrumada por la más minima presión o responsabilidad. Está casada, tiene un niño de 4 años y se da cuenta que cuidar de su hijo y del hogar es más de lo que ella puede manejar. Su marido trabaja todo el día y espera que Sara se haga cargo del hogar y que haya comida en el refrigerador para cuando él regrese a casa. En vez de eso, regresa para encontrar un departamento desordenado y las quejas de su esposa. El marido expresa sus frustraciones, enojándose e impacientándose con ella, lo cual pone las cosas peor.
Sara está poseída por un miedo que controla su vida y desafortunadamente, no está sola en este sufrimiento. El miedo puede dominar la vida de muchos de nosotros. Probablemente sea el tema más significativo con el que todos tenemos que lidiar. Para nosotros tanto en nuestro trabajo como en nuestras vidas, arreglárselas con el miedo es la base de una vida de plenitud. Ayuda el tener una manera fácil y práctica para comprenderlo y trabajar con él.
- El primer paso tiene que ver con hacerse consciente de cómo evitamos el ser conscientes y sentir nuestros miedos. Tiene que ver con todas las maneras en que compensamos y nos distraemos para no sentir miedo con comportamientos como presionar, aislarse, ir en contra de nosotros mismos, alardear, agredir, rescatar, quejarse y todo tipo de adicciones. Sara se distrae a través de quejas, hablando rápidamente y diciéndose con mucha frecuencia que está “abrumada”. Todo esto como una manera para no tomar el siguiente paso que es estar presente para sus miedos.
- El segundo paso, es aprender a reconocer cuando estamos en el miedo y ser conscientes de todas las maneras en que éste se presenta. Esto incluye el sintonizarse con las sensaciones corporales del miedo. Incluye observar lo que llamamos el pensamiento-dirigido-por miedo. Y finalmente incluye el hacerse consciente de nuestros comportamientos-dirigidos- por miedo. En este paso, comenzamos a observar estas tres áreas: sensaciones corporales, pensamientos de miedo y comportamientos de miedo como se presentan en nuestras vidas cotidianas.
- El tercer paso involucra el conocer nuestra historia de miedo. Esto tiene que ver con cómo experimentamos el miedo de niños en situaciones donde fuimos abandonados, faltados al respeto, expuestos a ambientes agresivos y en general al sentirnos impotentes y amenazados. Aprender acerca de nuestra historia de miedo no es un ejercicio intelectual: es sentir nuestra historia desde la perspectiva de un niño confiado e inocente. Desafortunadamente, Sara tiene una historia de abandono en la infancia, de un padre ausente y una madre colapsada. Comenzamos con Sara sintiendo sus recursos en el momento presente, después hemos utilizado una meditación guiada para explorar momentos específicos de trauma en su pasado y le hemos ayudado a desarrollar una compasión y comprensión profunda de cómo es que se desarrollaron sus miedos.
- El cuarto paso tiene que ver con darnos cuenta qué es lo que detona o dispara el miedo en nuestras vidas cotidianas. En este paso comenzamos a darnos cuenta de nuestras “sensibilidades”, es decir las situaciones, ambientes, nuestros pensamientos y comportamientos o bien, comportamientos de otros que provocan una respuesta de miedo en nosotros. El mayor detonador de Sara son expectativas externas y una presión interna a satisfacerlas.
- El quinto aspecto de este acercamiento tiene que ver con aprender a calmarnos, a relajar nuestro sistema nervioso. Específicamente, esto incluye el poner atención a las sensaciones de miedo, abrazándolas con una cualidad de presencia amorosa, como lo haría una madre o padre al sostener a un pequeño asustado. También incluye la práctica de ejercicios de respiración y de encontrar actividades que nos relajen en vez de usar sustancias adictivas. Sara reconoce que su pasión por el baile y el masaje así como practicar respiraciones profundas, es la mejor manera de calmarse a si misma.
- Y finalmente, el sexto aspecto de nuestro método tiene que ver con tomar acción. Tomar acción quiere decir introducir pequeños riesgos en nuestra vida que nos reten a sobrepasar patrones de miedo, los cuales están profundamente arraigados. Esto incluye el aprender a defendernos al establecer límites cuando es apropiado. También incluye el reforzar nuestros recursos moviendo el cuerpo con ejercicio regular, adoptando hábitos de alimentación que nos revitalicen y planear nuestro día de una manera constructiva. Finalmente tomar acción también incluye el introducir una dosis de disciplina en nuestra vida para no permitir que sea nuestro niño/niña asustada quien dicte nuestro comportamiento. Nuestro niño interior herido quiere gratificación instantánea, no es bueno tolerando la frustración y odia sentir miedo. Por lo tanto tomar acción significa asegurarnos que nuestro ser sabio está a cargo de nuestra vida y no la parte herida. De manera que comencemos a vivir nuestra vida guiados por nuestra sabiduría en vez de ser dirigidos por nuestro miedo.
Hemos alentado a Sara a aceptar la sugerencia de su esposo de mandar a su hijo al kinder para liberarla y tener más tiempo para ella misma, para seguir su pasión y convertirse en terapeuta corporal y tal vez a la larga en psico-terapeuta.
Esperamos que este pequeño resumen sea de ayuda para lidiar con tu miedo en tu vida.