Roberto ha sido nuestro cliente por varios años, a lo largo de los cuales, hemos presenciado sus distintas relaciones, donde en todas ha seguido un patrón similar.
Sus relaciones comienzan llenas de pasión, diversión, entusiasmo y con la esperanza de tener un amor profundo y duradero. Pero en cierto punto, Roberto comienza a sentirse engullido, aburrido y con falta de inspiración, y es entonces cuando se empieza a cerrar. Más tarde encuentra alguna excusa para viajar e invariablemente encuentra a un nuevo interés romántico.
Pero durante el año pasado, le ha sucedido algo realmente profundo. Ha comenzado a ver la inutilidad y falta de satisfacción de su patrón obsesivo, se ha dado cuenta de la profundidad de su compulsión por escapar y ahora se siente listo para realizar un cambio. Ha regresado a trabajar intensivamente con sesiones, para explorar la raíz de su comportamiento y pavimentar el camino para tener una conexión real y duradera.
Utilizamos este ejemplo, ya que ilustra tres puntos importantes:
- La facilidad con que nos convencemos de que la atracción inicial es amor.
- Lo profundo que somos impulsados por nuestros patrones emocionales en las relaciones, y la facilidad con que podemos sabotear las oportunidades de crecimiento profundas.
- A menos que escojamos ir más profundo y mirarnos, simplemente seguiremos repitiendo el mismo patrón doloroso.
De acuerdo a nuestra experiencia, es en el área de las relaciones íntimas, donde sucede el sufrimiento más profundo en la gente.
Las personas se sienten afligidas si no han encontrado a alguien o a otros con quien experimentar la intimidad y compañerismo, o bien están afligidas por una relación que no está funcionando o llenando sus expectativas en cuanto a la nutrición emocional, vitalidad o profundidad.
Por ejemplo, Beatriz nos comenta que su vida está fluyendo bien, tanto en el trabajo como en la creatividad, pero que todos los hombres con los que ha estado o son aburridos o la dejan.
Catalina se queja de que su amante no quiere hacer el amor.
Adam se irrita porque siente que Elena su esposa, es controladora y demasiado temerosa.
Cualquier tipo de conexión con otra persona, especialmente en nuestras relaciones más íntimas, trae en sí una oportunidad de tener un profundo crecimiento emocional y espiritual, si es que nos acercamos a ellas de forma consciente.
Existen muchas razones por las que entramos en una relación con alguien. Puede ser romántica e impulsada por una fuerte atracción física, y un sentido de tener intereses y prioridades mutuas. O simplemente puede ser por una necesidad de pertenencia, de seguridad o del gozo de encontrar a alguien a quien le importe.
Sin embargo, una motivación más madura puede incluir todo lo de arriba, sumado a tener la conciencia de que la intimidad verdadera es un camino emocional y espiritual. Este entendimiento trae consigo la consciencia de que para hacer que una relación funcione a la larga, se requiere de un trabajo interior consciente, comprometido y persistente.
Ésta es una experiencia de dos almas aprendiendo a cómo estar juntas, con todos los desafíos que presentan el ser dos personas diferentes y únicas.
Con frecuencia decimos que cualquier tipo de conexión con otra persona, pero especialmente una romántica, va a caer en dos niveles o categorías distintos.
La primer categoría es lo que llamamos una “conexión energética”: es una relación que no ha ido lo suficientemente profundo para que afloren los temas reto o desafíos, pero que puede ser emocionante, apasionada, entretenida y divertida. Y podemos pensar que esto es amor porque nuestro corazón y energía se sienten muy abiertos y expandidos.
Pero el amor no sucede realmente hasta que escogemos entrar al siguiente nivel o categoría.
La segunda categoría es el viaje a la intimidad profunda, es aquella relación en donde seremos desafiados a aceptarnos a nosotros mismos y a la otra persona con todo lo que somos, con nuestras defensas, miedos e inseguridades. Y a aprender a lidiar con nuestras frustraciones, decepciones, conflictos y malentendidos, mismos que con seguridad van a aflorar.
Este nivel básicamente se trata de una vulnerabilidad y transparencia auténticas.
Para tomar esta jornada, existen tres pre-requisitos importantes y elecciones conscientes a tomar:
- Escoger relacionarnos como un camino de profundo crecimiento interior. Esto requiere de una voluntad para mirarnos a nosotros de forma muy profunda, en el espejo que es la otra persona, y utilizar el valor inapreciable de esa conexión para tener una transformación interna.
- Tener la voluntad de mirar aquello que nos perturba, sentir lo que ha sido detonado internamente en nosotros e ir más profundo para abrazar y sentir aquellas heridas que fueron expuestas.
- Entrar con un profundo compromiso de no retraernos hacia nuestros patrones automáticos y rutinarios de defensa, sino más bien tomar la responsabilidad por nuestras detonaciones, sentir, aceptar y exponer las heridas que fueron provocadas y aprender a resolver conflictos.
La razón por la que tenemos esta pasión por enseñar a las personas a cómo tomar esta jornada de intimidad comprometida, es porque no sólo ofrece el tipo de amor que todos, de forma consciente o inconsciente anhelamos, sino que también nos ofrece una maravillosa oportunidad de conocernos detrás de nuestras máscaras, compensaciones y roles.
Este es un viaje muy interesante que se mantiene desplegándose conforme vamos más y más profundo.
Expresamos esto tanto desde nuestra experiencia personal, como por haber trabajado con incontables parejas e individuos luchando con los desafíos de disfrutar una bella conexión de amor.
Es importante comprender que el trabajo interior y la exploración personal, normalmente no aparecen cuando nos relacionamos de una manera superficial. Pero una vez que nos comprometemos a un viaje profundo de relacionarnos, se convierte en una increíble forma de crecer y madurar.
Muchas personas que vienen a trabajar con nosotros se sienten desalentadas, ya que a pesar de haber hecho mucho trabajo en sí mismas, sienten que ésta parte de sus vidas aún no esta funcionando.
Cuando nos falta la comprensión, profundidad interna y las herramientas para crear una conexión consciente, bella y amorosa, nos instalamos en una serie de actitudes y comportamientos disfuncionales que sabotean ese amor que nos gustaría crear y mantener.
Tal vez seamos incapaces de resolver conflictos y continuemos distrayéndonos: minimizando, quejándonos, culpando, atacando, cerrándonos, retrayéndonos o bien escapando para encontrar a otra pareja.
En cuanto al tema de relacionarnos, puede ser que entremos en resignación, que nos demos por vencidos o bien que vivamos con una falta de vida, sin importar si estamos solos o en pareja. Podemos no estar conscientes de nuestras heridas de infancia y de cómo influyen ahora en nuestra forma de relacionarnos.
Pero cuando nos alineamos con aquello que se requiere para hacer que el viaje del amor funcione, entonces todo cambia.
He aquí unos puntos a resaltar, de lo que se requiere para poder disfrutar de la intimidad:
- Aprender de forma más profunda acerca de nuestros patrones y de cómo se muestran en la forma en que nos relacionamos.
- Aprender a aceptar y amar a cada uno de nosotros, incluyendo nuestras diferencias.
- Encontrar contento en nuestra soledad y en el proceso de aprender a aceptar las decepciones y frustraciones cuando nuestras expectativas no son cubiertas.
- Aprender a interpretar y comprender nuestras cinco emociones básicas: alegría, tristeza, enojo, vergüenza y miedo.
- Aprender a defendernos y respetar nuestros límites de una forma vulnerable.
- Descubrir el espacio interior para poder observar con distancia y compasión tanto nuestros detonadores, como los de la otra persona.
- Conectar y desarrollar confianza en nuestras cualidades y esencia natural.